Historia del lenguaje musical para niños

     Tras estar unida a la música desde la infancia y haber aprendido lo que antes llamaban Solfeo de una manera árida y demasiado académica, en aulas con compañeros de mi edad y con los padres de los mismos, que aprovechaban la matrícula de sus hijos para hacerlo ellos también y así mataban pájaros de un tiro: llevaban a sus hijos al Conservatorio y aprendían lo que siempre querían haber aprendido (valga la redundancia).

     Tras muchos años de estudio, la vida redirige mi camino profesional a la enseñanza de la música, pero me decanto por los niños. Me quedo en Primaria y también enseño en Infantil.

     Es entonces cuando decido crear esta Historia, contada como un cuento a mis niños que van siguiendo por capítulos, ya que cada nuevo concepto ocurre en  momentos diferentes de la historia.

     Es seguro, que esto no ocurrió así, pero en el mundo de los cuentos todo es posible. Si buscáis datos totalmente contrastados, no os lo puedo asegurar, pero mis alumnos, que son y han sido muchos, están convencidos de que la Historia sucede así.

¿DÓNDE VIVEN LAS NOTAS? LÍNEAS, ESPACIOS Y PENTAGRAMA.

     En el mundo en que vivimos sabemos que estamos rodeados de sonidos y silencios. Los sonidos no son todos iguales, porque algunos más que sonidos se llaman ruidos que son muy desagradables para escuchar.

     También tenemos los preciosos sonidos musicales, que durante mucho tiempo estuvieron dando vueltas por el mundo sin que nadie les buscara una casa. Y llegó el momento en que se cansaron de estar siempre haciendo maletas y decidieron buscar casa.

     La nota si recordó una cueva preciosa que vieron en sus viajes. Estaba en la Sierra de Huelva y era tan bonita que la llamaban la Gruta de las Maravillas. Fueron todas para allí y rápidamente se instalaron, pero...

     Era húmeda, tenía demasiadas visitas, no podían hacer fuego dentro y tenían frío. Así que decidieron irse a otro lugar.

Por el camino se encontraron un cortijo. Precioso, blanco, con jardines y caballos. Todos estaban allí contentos, pero... cada vez que querían hacer música, como era tan grande y tenía tantas habitaciones no se encontraban, y perdían mucho tiempo buscándose. Así que allí tampoco podían estar. La Música necesitaba que las notas siempre estuvieran cerquita para que se pudieran hacer melodías en cualquier momento.

     Pues nada, otra vez a la carretera. Andando, andando llegaron a una ciudad. ¡Oh, qué bonita!

     Estaba llena de grandes edificios, plazas, parques, jardines y teatros. Era el lugar ideal. 

     Entraron en una calle, llena de naranjos y casas encaladas.

En un portal encontraron una portera. 

- Buenas tardes, señora. Somos las notas musicales y buscamos una casa para vivir.

- Pues han encontrado el lugar. Yo soy la Clave de Sol y vigilo todo el edificio. Tiene cinco líneas y cuatro espacios, y están todos libres.
     Entonces comprendieron que se tenían que repartir entre las líneas y los espacios. Unas vivirían en las  LÍNEAS y otras en los ESPACIOS.

• Todas las notas se miraron unas a otras y sonrieron. Mi, que siempre iba la primera a todos la dos, dijo: "Como yo soy la primera, la primera línea es para mí". Y desde entonces, la nota mi vive en la primera línea.
• Fa y La eligieron el primer y el 2º espacio respectivamente.
• Sol escogió la segunda línea porque era donde la portera descansaba, y así controlaba lo que hacía.
• Si, que estaba cansada de tanto andar y tanto jaleo se fue a la tercera línea.
• Re era una cotilla. Y siempre estaba en la puerta controlando a todo el que pasaba. Por tanto tardar se quedó en el portal. Pero todas estaban convencidas, de que lo había hecho queriendo.
• Pero... ¿y Do?  Todavía no ha llegado. Es la nota más grave y por eso le cuesta un poco más andar. Como es muy delicada lleva siempre sombrero para que no le moleste el Sol. Así que cuando queráis verla, buscarla fuera del pentagrama con su sombrerito puesto.

Y a partir de este momento, y hasta el día de hoy, viven todas en el Pentagrama, que es así como se llama el edificio en el que viven.

 
LOS COMPASES


Una vez se instalaron en el edificio, se dieron cuenta de que no había tabiques.
¡Eso cómo iba ser!
La portera, que era una mandona, se puso manos a la obra y decidió hacer apartamentos. Sobre todo, pensó hacerlos de 2, 3 y 4 dormitorios, que son los que mejor se alquilan.
En los de 2 dormitorios vivirían las notas que duraran dos, como una mamá negra y sus dos corcheas, que siempre iban de la mano.
En los de 3, todas las familias que duraran 3, como la señora blanca, con su hermano mudo, el silencio de negra.
Y en los de 4, las familias que duraran 4. Había uno en el que vivía una señora sola que era tan gorda que parecía que estaba redonda, y en otro, se metieron cuatro hermanas todas muy delgaditas que eran modelos "negras".
Así, cada vez que quieren entrar notas en el edificio, la portera cuenta cuanto valen y reparte las habitaciones.